De hombres y verduras.

Manos temblorosas, actitud hiperactiva, bromas nerviosas cada 5 minutos, sed, sueño ligero, diálogos con mis demonios por las noches, sudor frió y pie de atleta ¿? Son algunos de los síntomas que he presentado en los últimos días por mi estúpida y precipitada decisión de abandonar el sagrado arte de fumar.

La decisión la tome por que el Magos dejo de fumar y me dije a mi mismo: “No seas ojete deja de fumar enfrente de él, se le hace agua la boca/canoa”. Entonces: ¡Mocos! (así sea) Lo decidí, no sin antes consultarlo con la dueña de mi alma por que todo cambio en mis hábitos debe ser previamente revisado y autorizado por ella, ya que ella sabe mas de mi que yo mismo, ella sabe mas que yo lo que es bueno para mi, ella sabe que colores me vienen mejor, por que yo soy un maldito daltónico incapacitado para combinar su ropa de la forma correcta. Lo que me lleva a preguntar: ¿A caso no tengo control alguno sobre mi mismo? Respuesta obligada: NO…

Pero no es tan malo, después de todo yo soy un hombre, y ustedes son solo espárragos.