Y es que a veces me pregunto… qué es lo que te hace creer…

No, no, no esa es de Juanga, retomemos: a veces me cuestiono –a huevo, me la pelo a mí mismo– ¿por qué tengo que ser ojete con la gente que me cae mal? Podría no pelarlos, podría ser fastidiosamente cortés o simplemente dejarlos ser.

Pero eso, querido chismosohusmeablogs, no es posible.

Ejemplo:

El compañero de trabajo.

Compañerodetrabajo me ve llegar con la película “Amelí” (que le llaman aquí en nuestro país) bajo el brazo, abre la puta boca y quedo atrapado entre su voz y la verga –lugar al que se debió ir su comentario–, como suele suceder en estos caos, tan tempraneros, lo único que escuché fue una voz metalosa que decía: It's our curse that makes this world so hopeless - Allowing our king to spread his genocidal wings.

A continuación se desarrolla una escena más surrealista que el Burdel de Dalí.

Me quito los audífonos y con la mejor cara de ayhijodeturechingadísimamadrequenovesquemecagas que soy capaz de poner, respondo (o más bien pregunto): ¿perdón?

Compañerodetrabajo repite: Esa película es buenísima, me encanta

–se produce un corto silencio, pero no por ello menos incómodo–

En este punto de la conversación con Compañerodetrabajo, existe un limitado abanico de respuestas, entre las más importantes figuran:

A) Oso magnánimo, con cara de querubín de fuente dice: Sí, es muy buena

B) Oso malévolo con cuernos en la mema y trinche en la mano dice: Me vale verga lo que te guste, con todo respeto

C) Oso Pooh, con cara de oso Pooh dice: ¡Ah! O-órale

D) Oso, así simplemente oso dice: A mí me cagó, pinche película sobrevaluada

Adivinaron, la respuesta fue la “D”, Compañerodetrabajo puso cara de “esomesacoporhacerleconversaciónaestependejo”, lo cual es totalmente comprensible, pero hay que reconocerlo: si llegas a una chamba diciendo que eres la verdura en cajones y que me cargaste de chiquito y no lo demuestras, pues a lo mejor no me caerás de maravilla.

Nota 1: deseo hacer un frente unido de parias sin ocupación, para protestar en contra de los que no respetaron la traducción del título original de la película anteriormente citada, sólo imaginen por un momento que se parten la madre poniéndole un título maravilloso a una obra y que llega un hijo de puta y lo cambie para hacerlo más rentable.

Nota 2: No digo que la película anteriormente citada –en la nota pasada, que a su vez cita a la película del párrafo más arriba– sea mala, de todas formas no se la sacaría a Audrey Tautou, para metérsela a alguno de ustedes, con sus honrosas excepciones claro está.

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