Abuelos.

En la charla cotidiana vía Messenger una de mis compañeras me comento sobre la enfermedad de su abuelo. El domingo por la noche en mí cueva surgió una plática parecida con Mirsha y Gaby… Abuelos, abuelos y más abuelos.

Yo únicamente conocí a mi abuela materna Doña María Trinidad Sánchez Marín, mejor conocida en los bajos mundos como “Doña Tres”, “Vagina” o simplemente “Mat”. Por la vida de “Mat” pasaron algunos hombres, y digo pasaron porque fueron tipos de pisa y corre, doce hijos, tres diferentes padres, pero el que me concierne es Don “Jose” mmmm así a secas o sea el padre de mi madre, conocidísimo hijo de puta embarazador y abandonador de mujeres, otro hijisimo de la chingada es Don “Antonio” también así a secas padre de mi padre y por ende hijo de puta embarazador-abandonador de abuelas. El caso de Doña María Sarmiento es muy distinto ya que ella falleció cuando mi Sr. Panda (papá) tenía tan solo dieciséis añotes quedándose así a cargo de su hermana menor.

Haciendo un pequeño recuento solo conocí a “Mat” y cuando tenía algo así como 14 años ella murió, es la única persona de la que realmente he resentido la perdida (emmm bueno, ella y Dimebag) mis dos abuelas eran de esas mujeres con hartos huevos que afrontaron la consecuencia de andar dándolas nada más por buena onda y por cierto la afrontaron bastante bien. En cuanto a los dos puteques que se suponen pusieron los mocos para que yo tuviera padres, pues realmente espero que sigan vivos y completamente abandonados en un asilo esperando a que “sus” hijos les lleven un poco de alegría a sus huecas vidas.

Por eso es que no siento absolutamente ningún remordimiento al cagarme de la risa con algún capitulo de los Simpson en donde ridiculizan a Abe o cuando todos exclaman aaaaaaaaaay mira el viejito esta solo yo inmediatamente pienso, la gente se queda sola por algo y no es precisamente por ser buenas personas, me gustaría tener en frente a alguno de mis abuelos para poder leer en sus viejos y cansados ojos una suplica y esa suplica seguramente sería: “Quiéreme, por favor quiéreme” a lo que respondería: No, gracias me tengo que ir.

Cuando les he preguntado a mis padres sobre si les hizo falta tener una figura paterna me responden: nunca los conocimos y aquí seguimos así que pos creo que no.

Pero bueno al menos se llevaron a la chingada junto con ellos sus apellidos. Bien podría llamarme Marco Antonio Zarco Gallegos pero prefiero ostentar los apellidos de mis abuelas Sarmiento Sánchez además riman más chido y eso siempre es importante.