El Zaar de las gomitas. Cap. VII

Capitulo 7

Mientras el Sabucles nos hacia la revisión de rutina en la entrada de “El Yardas” Magalo ya babeaba profusamente ante la sola idea de entrar a hacer lo que se le daba mejor en la vida, chupar y embrutecerse, “Charkill” no dejaba esa extraña pose de “tipo frío” lo que me traía a la cabeza la imagen del típico pendejo que se esta orinando y no quiere ser notado. Por mi parte no dejaba de reclamarle a mi maldita suerte por tener que estar afuera de un antro de mala muerte con tan solo una corcholata de Victoria en el bolsillo.

Justo antes de sentarnos en la mesa de siempre, “Charkill” se disculpó con un amable –Voy a cambiarle el agua a las aceitunas, no se muevan de aquí.- Mientras “Charkill” se alejaba rumbo al tocador, el Magos ya estaba pidiendo una cubeta, lo cual reprobé con una de mis ya conocidas miradas de maniaco-golpeador-de-viejitas, el cerdo atascado del Magos evitó la mirada y simplemente concentró su atención en la bailarina que en esos momentos desplegaba su mejor interpretación de una ballena a punto de encallar en la pista.

Magalo: Pinche vieja guanga, este lugar ya no es lo mismo de antes.

Pooh: mjm ¿A que hora dijo el “Charkill” que vendría el Zaar?

Magalo: Hace hora y media, pues viéndolo bien si esta sabrosona eh.

Pooh: Ya vas, vale madres, como es impuntual ese cabrón.

“Charkill” regresó del baño mientras el viejo Seymus anunciaba en el sonido local a la siguiente bailarina que subiría a la pista.

-Un aplauso por favor para Sdenka, Sdenka a la pista 1, directamente desde Siberia la doncella de las nieves, Sdenka…-

Al tiempo que la chica se movía cadenciosamente al ritmo de Dream on de Aerosmith, yo me llevaba a la boca algunos cacahuates recién pelados. Al verla, inmediatamente recordé a mi ex esposa, ¿Cuantas veces me había complacido bailando? Seguía pensando que el “escándalo” que el Magalo armó en la boda no era como para haberme abandonado en pleno banquete. En el momento en que Sdenka se desabrochaba el sostén justo frente a la mirada vidriosa del Magos, repentinamente se detuvo la música y se hizo un silencio sepulcral, “Charkill” se levantó de un salto y se encamino hacia la puerta principal, la chica que momentos antes estaba bailando levantó apresurada su ropa de la tarima y apenada corrió a su camerino ante el asombro del Magalo quien ya la imaginaba en pelotas.

Magalo: ¿Qué pedo con la doncella del alcohol?

Pooh: De la nieve pendejo, de la nieve.

Magalo: Como sea ¿Por qué no se encueró?

Pooh: Porque acaba de llegar el Lobo.

Magalo: ¡Mocos!

A la entrada del antro se encontraba “Charkill” ayudando al Zaar a bajar la breve escalinata mientras el Sabucles lo despojaba de su abrigo de imitación de piel de chinchilla, el Lobo jamás asistía a ningún lugar solo, tenia la costumbre de estar rodeado de gente en todo momento, el decía que esto se debía a su personalidad magnética, yo más bien pensaba que esa actitud era condicionada por su baja auto estima y su enorme sobrepeso, ya que mientras se sentía el alma de la fiesta tendría quien le ayudara a subir y bajar las escaleras. El Lobo llegó acompañado por Sergio y Beto, también conocidos como el Rizo y el Guaraní respectivamente, los dos, matones recientemente adquiridos para la protección del Zaar. Al parecer la desaparición de Soledad había dejado un hueco muy grande como para que tuviera que ser llenado por dos personas al mismo tiempo. Al acercarse el grupo a nuestra mesa Magalo y yo nos intentamos poner de pie para seguir a la comitiva, pero con un discreto movimiento de mano “Charkill” nos ordenó seguir sentados, ya instalados en la mesa mas apartada de la pista, el Zaar le pidió al mesero un par de cubetas y botana abundante, “Charkill” no se había sentado aun, permanecía de pie a un lado del Zaar e inclinado hacia su oído, le susurraba la narración detallada de los acontecimientos inmediatamente anteriores a nuestra estancia en ese lugar, al menos eso creí, al ver la expresión de asombro en la cara del Zaar y al mismo tiempo mencionar en voz muy alta el nombre de Soledad. Inmediatamente, el Zaar solicito mi presencia ante el, Magalo se quedaría solo en la mesa mientras yo dialogaba con el Gordolobo. Una vez sentado frente al Lobo, me felicitó por seguir con vida y me reprochó la muerte de Soledad, dirigí la mirada hacia “Charkill” pero este se mantuvo sereno ante la injusta acusación y dio un largo trago a su cerveza, “Charkill” me había inculpado de la muerte de Soledad haciéndole creer al Zaar que cuando el llego al No. 45 de la calle de Moneda Soledad ya se encontraba muerto. No quise desmentir a “Charkill” ya que apreciaba el hecho de que me salvara la vida, pero esto no impedía que la situación me empezara a oler bastante mal. Magalo se revolvía nervioso en la silla de la mesa y no dejaba de dirigir su mirada hacia la comitiva del Zaar, al parecer algo le preocupaba, el Zaar captó mi atención al golpear ligeramente su botella contra la mesa:

Mirsha: ¿Qué me tienes?

Pooh: Nada aun, en el hotel “Hollywood” encontré el cadáver de Venus, la hermana de Soledad, tal vez pensó que yo la había asesinado y por eso me atacó.

Mirsha: No tenias por que matar al pobre Soledad, debiste dejar que te matara, ya no los hacen como antes –dirigiendo la mirada hacía el Rizo y el Guaraní- ahora ya no hay quien te obedezca ciegamente.

Pooh: Si, como no, no hay pedo, para la otra que a alguno de tus guarros se le ocurra destriparme lo voy a recibir con una piña colada y su respectiva y ridícula sombrillita.

Mirsha: Así es.

Pooh (analizando la mirada vaga y estúpida del Zaar): Como sea, no lo comprenderías. El cadáver de Venus estaba envuelto en una bolsa negra y tenia una etiqueta que ponía:

Para: El Zaar de las gomitas

De: B.M.

Charkill: Además Venus murió apuñalada con un cuchillo de cocina de 30 cm, con mango de madera y las iniciales B.M. talladas en la cruz.

Mirsha: Eso no puede ser, el ya no se encuentra entre nosotros, esta muerto.

Pooh: ¿Quién?

Charkill-en tono solemne-: Bruni Malatesta también conocido como “La cara”

Bruni “La cara” Malatesta era un conocido expendedor de confites que algunos años antes había desafiado al Zaar, diciéndole que sus gomitas eran “panameñas”, insulto que francamente nadie entendió en su momento, si no hasta que el Zaar se entero de que Bruni había sido criado en Panamá, lugar que lo había dejado marcado de por vida, ya que al ser un extranjero su infancia estuvo llena de insultos y vejaciones, de ahí que hubiera pensado que era una ofensa llamar “panameñas” a las gomitas del Zaar. Bruni, un tipo delgado, de ojos amigables habría sido considerado como uno de los confiteros mas atractivos de su tiempo, de no ser por que “La cara” solo tenia un gran defecto de nacimiento, su barbilla era de proporciones bíblicas, tenia una barbilla enorme, parecida a un guantelete de JAI ALAI (conocido juego de pelota vasca), la enorme barbilla le daba un aspecto algo grotesco cuando hablaba, ya que se le veían los dientes como “balconcito”, su voz era algo parecida a la de alguien que tiene labio leporino y paladar hendido, en sus años de infancia en Panamá fue atacado por una pandilla de maleantes juveniles teniendo como consecuencia una cicatriz que le cruzaba desde el pómulo izquierdo hasta la punta de la barba, dicha cicatriz debía medir al menos unos 35 cm. Y por dicho incidente su familia decidió refugiarse en un lugar un poco menos peligroso, la Ciudad de México. En resumen, “La cara” era lo que se puede llamar un pobre pendejo. Al por fin entender el insulto, el Zaar envío un ataque a la confitería de Bruni para darle una muestra de que tan “panameñas” podían ser sus gomitas, a partir de la visita de Soledad, “Charkill” y Magalo a la confitería de Malatesta, no se había vuelto a saber nada de el.

El Zaar empezó a dudar de la veracidad de la información proporcionada por aquel trío de idiotas que había enviado a ajustarle cuentas a Bruni.

Mirsha: ¿En verdad Bruni esta muerto?

Charkill: Claro, yo mismo observe detenidamente cuando Soledad y el Magalo lo obligaron a comer todos los dulces de su confitería, el pobre idiota era diabético.

Pooh: ¿Pero si Bruni esta muerto quien puede estar detrás de todo este desmadre?

Charkill: No hay duda de que debe ser el, la firma en la etiqueta y el grabado en el cuchillo son el sello distintivo de la familia Malatesta.

Pooh: ¿Bruni tenia descendencia?

Charkill: No, en realidad el pobre pendejo era tan desagradable que ninguna mujer se atrevía a acercársele.

Mirsha: La falta de descendencia no quiere decir que la estirpe Malatesta muriera con el.

Charkill: Es verdad, hay alguien, pero no creo que sea capaz de llegar a estos extremos.

Pooh: ¿Quién es el heredero de Malatesta?

Repentinamente el Magalo se levanto de su silla y fue corriendo a los camerinos de las bailarinas y rápidamente “Charkill” fue tras el. En la mesa, el Rizo y el Guaraní se dedicaban sendas miradas de complicidad.

Pooh: Pinche Magalo, no se iba a quedar con las ganas de ver en pelotas a la doncella de la nieve, no hay cuidado, dime ¿Quien se quedó con la fortuna Malatesta?

Mirsha: Magalo es un atascado, Pooh, esto puede ser algo fuerte para ti, Bruni le dejo toda su fortuna a alguien que tu conoces muy bien, ella fue la única mujer que se atrevió a estar cerca de el, era empleada en la confitería y desde la niñez fue protegida por “La cara”, desgraciadamente cuando Bruni murió ella logro escapar a Estados Unidos y se convirtió en la única beneficiaria de la fortuna Malatesta.

Pooh: ¡Ah que la chingada! vas a empezar a divagar ¿Quién es “ella”?

Mirsha: Ella es tu esposa, la “Commander”

Pooh: EX esposa por favor

Mirsha: Ni madres, es tu esposa, aun no has firmado los papeles del divorcio.

No podía salir de mi asombro, Miroslava la “Commander” Ruiz era justamente el tipo de persona que podía acabar conmigo con tan solo levantar una ceja. Aun me encontraba apendejado por la horrible noticia, cuando súbitamente se fue la luz y “El Yardas” se convirtió en una trampa mortal, cuando mis ojos se acostumbraron a la falta de luz, pude notar que el Guaraní sacaba un pequeño puñal de entre sus ropas y con un patético grito de venganza a la voz de: -¡Malatesta vive!- se abalanzaba puñal en mano, sobre el Zaar. Una enorme figura de mas o menos 1.90 m. de estatura, 160 Kg, un tatuaje en el brazo izquierdo de una “Virgencita de Guadalupe” desnuda y con la piel mas o menos chamuscada, detuvo la puñalada mortal, Soledad mando a el Guaraní de nalgas con el cuello roto con un tremendo cachetadon, que le volteo el traga maíz pa’l cielo, en el momento que el Guaraní terminaba de caer sobre el piso, el rizos le asestaba 3 puñaladas en la espalda a el negro Soledad, tambaleante Soledad volteo la mesa que era el único obstáculo entre el y yo, con un esfuerzo sobrehumano me volvió a tomar por el cuello y repitió mas o menos las mismas palabras que había oído en mi apartamento:

- Mataste a mi hermana, mataste a mi niña, hijo de tu chingadísima y puta madre.-

Con los ojos llorosos (de nuevo) alcancé a ver por encima del hombro de Soledad como “Charkill” abarataba al Rizo con un calcetín relleno con 2 bolas de billar de una de las mesas del congal y dada la gravedad de las heridas de Soledad este fue aflojando poco a poco la presión sobre mi cuello, respiró profundamente y con renovados bríos apretó ahora con mayor fuerza, hasta que para mi fortuna Magalo le reventó el cráneo con un bat de béisbol de aluminio, por la adrenalina liberada por la riña Magalo no dejaba de golpear a Soledad que ahora si se encontraba totalmente muerto y hecho un ovillo en el piso del lugar.

Charkill: Ya estuvo Magalo ya lo “putiaste”, ya Magalo déjalo.

Magalo, aun temblando soltó el bat de béisbol y fue a donde se encontraba el Zaar, al parecer Soledad lo había arrollado en el momento que volteo la mesa para ahora si, partirme media madre.

Mientras yo me recuperaba un poco del nuevo apretón de pescuezo, “Charkill” y Magalo ayudaban a ponerse de pie al Lobo –Tenemos que irnos de aquí en chinga loca- dije. El Zaar se encontraba bien, únicamente tenia un tremendo dolor en el culo por el porrazo que se había metido al caer al suelo, Magalo consiguió cuatro cubetas de cerveza completas, robándoselas de las mesas aledañas, ya armados, era momento de salir de ahí.

Decidimos salir por la puerta principal arriesgándonos a que alguien nos estuviera esperando, afortunadamente la calle estaba desierta, el Camaro tenia las cuatro llantas ponchadas, maldije de nuevo a mi puta suerte y nos subimos al automóvil del Zaar esta vez el en persona conduciría el potente “Tanque”.

Pooh: ¿A donde vamos?

Charkill: A un lugar seguro.

Mirsha: Ahora ya no hay ningún lugar seguro.

Pooh: Gracias pinche Magos, me sacaste el culo del frío y lo dejaste donde esta calientito.

Magalo: ¿eh?

Pooh: Me salvaste la vida pendejo.

Magalo: Ah si, de nada, ese pinche negro me la debía, me jodió la nariz.

Pooh: Vamos a la Balbuena, ahí no nos buscaran, por cierto, ¿De donde sacaste el bat?

Magalo: Fui a los camerinos por que ya no aguantaba la tensión, esos dos que venían con el Lobo me parecían familiares, así que le hice señas al “Charkill” para que me siguiera y estando ahí me refrescó la memoria, el Rizos y el Guaraní fueron protegidos de la familia Malatesta hasta que Bruni murió. Y el bat, bueno, tu no sabes como se divierten las chicas de “El Yardas” son muy raras, le pedí el bat prestado a Sdenka.

Mirsha: A que vamos a la Balbuena.

Pooh: A la casa que compré para vivir con Miroslava, jamás me deshice de las llaves.

Magalo: Ah, Miroslava… se me olvido decirte que ella fue la que me dio el pitazo de la policía en el “Hollywood”, ella pues hum…

Pooh: ¿Ella que pendejo? ¿Ella que?

Magalo: Ella esta en la ciudad...

Así es, señoras y señores, este es un pequeño homenaje a algunos de nuestros asiduos lectores, espero lo disfrute. No se pierda el capitulo 8. ¿Cuándo? La verdad no lo sé.